INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Mundos felices
2.- Por qué temer al Espiritismo
3.- Los tres elementos esenciales del ser humano
4.- Los niños
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MUNDOS FELICES
Con los datos obtenidos por
los Espíritus hemos visitado las regiones inmensas del espacio. El panorama
esplendido de la armonía cósmica se desplegó delante de nuestros pasos.
Hemos recibido un
anticipo de la idea del infinito, más lo comprenderemos en su magnitud total,
conforme vallamos perfeccionándonos en el futuro.
Los misterios del éter
revelaron su enigma, hasta hoy indescifrable, y hoy tenemos al menos, la noción
de la universalidad de las cosas. Ahora es necesario detenernos y reflexionar. Haber
reconocido la pequeñez de la tierra y su mediocridad en la jerarquía de los
mundos es un adelanto.
En los mundos felices, las
relaciones de los pueblos son siempre amistosas, nunca se turban por alcanzar
las pertenencias ajenas. La superioridad moral y la inteligencia es
la que establece la diferencia de condición y supremacía. La autoridad siempre
la da el merito, que siempre se ejerce con justicia.
Allí todas las virtudes y
sentimientos nobles adquieren un sentido más elevado, que en la tierra, pus
aquí el amor nunca podremos sentirlo en el grado
de excelsitud que se expresa en los mundos felices.
Allí la necesidad no existe,
tienen conforme han adquirido, por su esfuerzo en el bien, y por su
inteligencia y si desean algo más se esfuerzan en conseguirlo, pues nadie está
allí por expiación.
Se vive como en un paraíso, donde se puede acceder a todo lo que lo comprende, lugares hermosos, estancias de estudio, de recreo, músicas sublimes que emocionan y llenan el alma de bienestar y felicidad, como define André Luiz, allí todo es positivo, lleno de cometidos, nobles. Para que nos podamos hacer una idea, es como un paraíso donde el llanto y el crujir de dientes no existe, es como vivir en una gran ciudad donde se puede caminar por todas sus calles, visitar todos los lugares sin ningún temor, sin ninguna preocupación por no tener dinero para poder conseguirlo, tu elevación y tus merecimientos te hacen accesibles esas estancias. Y gozar en esa ciudad de una morada exquisita con todos los accesorios necesarios para desarrollar una vida digna y feliz. Sin envidias, sin rencores, sin celos, sin egoísmos ni orgullos, sin susceptibilidades, solo un afán domina el corazón de los espíritus que allí moran, el de hacer el bien, y el deseo de progresar más cada día. Allí el sufrimiento no existe.
Estos mundos están al alcance
de todos, Dios soberanamente justo, no tiene preferencias entre sus hijos, para
El todos somos iguales, partimos desde un mismo punto y vamos hacia el mismo
lugar la perfección de nuestras almas. Todos podemos acceder un día a esas
estancias de felicidad, y morar allí, perfeccionémonos y
llegaremos a habitar esas estancias de luz, paz y felicidad, el tiempo que
tardemos en conseguirlo depende de la prisa que nos demos en
alcanzar la pre disponibilidad para habitarlos.
Todos debemos trabajar con
celo y animo en la gran obra de nuestra regeneración, porque así recogeremos
centuplicado el grano que hayamos sembrado. Y seremos infelices si cerramos los
ojos a esta luz pues estaremos muchos siglos en tinieblas y desengaños;
procuremos no fijar nuestros ojos en los bienes de este mundo, pues sufriremos
más privaciones que goces hayamos tenido.
Para eso nuestro esfuerzo ha de ser constante, sin olvidarnos que ya desde aquí si trabajamos en el bien podemos sentir bosquejos de esa felicidad, de esos mundos, pues sabemos todos muy bien que tanto el cielo como el infierno lo llevamos dentro de nosotros, son estados de la propia conciencia. El alma pura y limpia, ya siente dentro de sí una felicidad y una concepción muy distinta de la vida y de las cosas.
Trabajo
realizado por Merchita.
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POR QUÉ TEMER AL ESPIRITISMO
1º) el alma, o Espíritu, principio inteligente en el cual residen el pensamiento, la voluntad y el sentido moral;
2º) el cuerpo, envoltorio material pesado y grosero, que coloca a los Espíritus en relación con el mundo exterior;
3º) el periespíritu, envoltorio fluídico, leve, sirviendo de lazo y de intermediario entre el Espíritu y el cuerpo. Cuando el envoltorio exterior está usado y no puede funcionar, cae, y el Espíritu se despoja de él, como el fruto de su cáscara, el árbol de su corteza: en una palabra, como se desecha una vieja ropa fuera de su uso. Esto es lo que se llama la muerte.
La muerte, por lo tanto, no es otra cosa sino la destrucción del envoltorio grosero del Espíritu: sólo el cuerpo muere, el Espíritu está, de alguna suerte, comprimido por los lazos de la materia a la cual está unido, y que, frecuentemente, paraliza sus facultades; la muerte del cuerpo lo desembaraza de sus lazos; se emancipa y recobra su libertad, como la mariposa saliendo de su crisálida; pero no deja sino el cuerpo material; conserva el periespíritu, que constituye, para él, una especie de cuerpo etéreo, vaporoso, imponderable para nosotros y de forma humana, que parece ser la forma típica. En su estado normal, el periespíritu es invisible, pero el Espíritu puede hacerlo sufrir ciertas modificaciones que lo vuelven momentáneamente accesible a la visión e incluso al tacto, tal como ocurre con el vapor condensado; es así que puede, algunas veces, mostrársenos en las apariciones. Es con la ayuda del periespíritu que el Espíritu actúa sobre la materia inerte y produce los diversos fenómenos de ruidos, de movimientos, de escritura, etcétera (los golpes y los movimientos son, para los Espíritus, los medios de mostrar su presencia y de llamar sobre ellos la atención, exactamente como una persona cuando toca para advertir que hay alguien). Hay los que no se limitan a ruidos moderados, sino que llegan a provocar un estrépito semejante al de la vajilla que cae y se rompe o de puertas que se abren y vuelven a cerrarse o de muebles derribados.
Comentario: Los espíritus que se limitan a hacer ruidos u producir golpes son de baja o poca elevación. Los espíritus elevados proporcionan comunicaciones inteligentes.
EL ESPIRITISMO EN SU MÁS SIMPLE XPRESIÓN. ALLAN KARDEC.
Hoy quiero hablaros de un tema muy entrañable para mí: «los niños». ¡No sabéis como los amo y qué sentimientos despiertan en mí!. Cuando yo estaba en la Tierra, gustaba de observarles, hubiera pasado horas enteras contemplándoles.
Me atraían sus cuerpecitos tan débiles, y sus ojos inmensos, mirándoles creía ver en ellos la inocencia con que vienen al mundo. Después al verlos crecer, veía las distintas situaciones que envolvían sus vidas. Y aquellos infantes que nacieron tiernos e indefensos y aparentemente inocentes, no eran felices.
Muchos niños tienen una infancia relativamente feliz, pero así y todo padecen contratiempos y problemas, tanto en el aspecto afectivo o de la salud. Otros sufren situaciones aún más graves, enfermedades incurables, abandono, vejaciones o malos tratos.
Entonces cabe preguntarse, ¿por qué sucede todo esto?. Por poco que meditéis, os daréis cuenta de que cada niño trae su historia, decenas de historias a veces, tan evidentes diferencias demuestran que existe una preexistencia. Leyendo en el inmenso libro de la infancia desvalida podemos aprender la profunda lección, de que los niños de hoy sufren los graves errores del hombre del ayer.
Una lección simple pero importante. Ojead página tras página, material no os ha de faltar, estudiad con detenimiento la vida de los niños. Observaréis que no todos poseen, ni mucho menos, el mismo grado de inteligencia, de capacidad para poder aprender, a veces, las cosas más simples. Y comprobaréis también como sus sentimientos, así que se van desarrollando como personas, en algunos de ellos son elevados, sublimes, con inmensos deseos de amar a los demás. Otros al contrario, demuestran unos sentimientos mezquinos ya desde su más tierna infancia.
Analizando encontraréis la respuesta razonable a esta pregunta. ¿Por qué no todos los niños son iguales?. Por ley de evolución nacen con sus vidas marcadas, como si una fuerza muy grande y misteriosa trazara sus destinos, en ocasiones desgarradores, y en otras, son vidas que se dirigen hacia cumbres esplendorosas.
Hermanos amad, no sólo a los niños, sino a todo ser que sufre, apoyadle y ayudadle. Este ser es la prueba evidente de un pasado tormentoso, de errores cometidos en lejanas épocas, y es por ello que necesita que alguien le ayude a sobrellevar su carga. No olvidéis que todos los espíritus en un determinado momento, hemos necesitado que nos ayudaran y apoyaran para dar los difíciles e inciertos pasos hacia el Equilibrio y a la Luz. Amados, ayudando aprenderéis, vuestros horizontes se ensancharán y la Luz llegará a vosotros iluminando el camino que debéis recorrer.
La Luz os acompañe. Adiós. "
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