sábado, 28 de febrero de 2015

Escollos de lo paranormal

EN LAS FRONTERAS DE LA EPILEPSIA

Dostoiewisk y Machado de Assis, portadores de epilepsia,  se sirvieron de las protagonistas de sus romances para describir sus propias crisis. Personajes ilustres de la Historia padecieron de epilepsia, más, para el hombre común, es en las aceras de las calles en donde el acostumbra a tomar contacto y se asustan  con la violencia de la crisis convulsiva.
Aunque Hipócrates había hecho en sus escritos una brillante descripción de la crisis  del Gran Mal, indicando el cerebro como el responsable por toda esa sintomatología, la Epilepsia fue tenida  como una dolencia mental a través de los siglos y solo después del surgimiento de la Neurología, en el siglo pasado, es que la Epilepsia pasó a ser comprendida  como un síndrome proveniente de una lesión orgánica en el cerebro.
Hoy se entiende la epilepsia como una descarga eléctrica desorganizada que atiende < los neuronios cerebrales, provocando síntomas correlacionados con el área cerebral afectada.
Aunque los relatos mediúmnicos del porte de En el Mundo Mayor y En los Dominios de la Mediúmnidad dictados por el Espíritu André Luiz, hagan descripciones  inconfundibles  de la sintomatología  epiléptica en sus protagonistas, sometidos a interferencia espiritual francamente obsesora, la medicina de hoy rechaza cualquier presencia espiritual en la génesis de la crisis epiléptica, especialmente por el temor de ver resurgir la nefasta participación de “demonios” de los antiguos textos bíblicos, versión de la cual la Edad Media y la Inquisición  supieron sacar provecho.
Los exámenes sofisticados de hoy identifican los traumas, las infecciones, los tumores y las degeneraciones entre otras diversas causas de naturaleza orgánica para la etiología de la epilepsia, sin embargo, ninguno de esos exámenes está apropiado  para detectar las vibraciones del plano espiritual que nos harían comprender más profundamente la naturaleza esencial del problema de la Epilepsia.
Ni siquiera desde lejos pretendemos excluir la génesis cerebral de la manifestación eppileptica, más la visión exclusivamente materialista de la Medicina tradicional la envuelve de un obscurantismo estúpido que no le permite identificar otro  universo de interferencia situado en la dimensión espiritual que, como causa o como agravante, interfiere en la frecuencia y en la constelación de síntomas que el epiléptico manifiesta.
Negando la interferencia del espíritu, la Medicina no consigue observar que, a través del propio estudio de la epilepsia, ella tendría mucho que aprender, por ejemplo, con lo que los pacientes epilépticos vivencian durante las llamadas “crisis epilépticas”, en las cuales se observa una riqueza de expresión clínica cognitiva, que el simple desglose de neuronios en “corto-circuito” no tiene argumentos para justificar.
En la clasificación de las crisis epilépticas, la Neurología destaca un tipo de crisis llamada Crisis Focal o Parcial en la que no hay comprometimiento de la conciencia y la sintomatología será proveniente del local en el cerebro afectado por la descarga neuronal desorganizada. En el área motora, el paciente irá a presentar contracciones musculares en la mano, en el brazo, en la pierna o en cualquier parte del cuerpo correspondiente a la región motora del cerebro afectado.
En un área sensitiva, los síntomas serán referidos como adormecimientos, sensaciones extrañas o deformaciones en el miembro alcanzado.
En el grupo de las crisis focales es que están incluidas las crisis psíquicas en las cuales el paciente relata sensaciones subjetivas que experimenta espontáneamente, pudiendo tener una duración de minutos, horas o días.
Las descripciones clásicas de las crisis psíquicas hacen referencia más comúnmente a las crisis de "Deja Vu "  y de “jamáis Vu ". Esos dos cuadros son reconocidos como  provenientes de lesiones en la base del cerebro en la región de los lobos temporales.
En el “Deja Vu”  (ya visto), el paciente relata una sensación de familiaridad con el ambiente o con las personas, aunque le sean extrañas y que el las este viendo por primera vez. En un local que le sea completamente desconocido, el paciente, al tener su crisis, siente una fuerte impresión de que ya conoce o ya estuvo en aquel lugar.
En la crisis del “Jamáis Vu” (jamáis visto), el paciente manifiesta sensación de extrañeza en lugares conocidos o por personas de su convivencia.


Ambas situaciones que describimos pueden ocurrir ocasionalmente con cualquier persona normal, más, en el epiléptico, esas sensaciones son comúnmente repetitivas y duraderas.
Muchos epilépticos presentan crisis psíquicas frecuentes, pero han recibido poca atención debido a que parecen triviales, tales como cambios repentinos de humor, un entristecimiento súbito o una agresividad  inmotivada o desproporcional que puede virar hacia la violencia.
En este articulo, estoy interesado en relatar otros tipos de crisis psíquicas, relativamente raras, en la que los propios pacientes tienen mucha dificultad en hallar términos adecuados para describirlas. Ellas merecen, a mi ver, un estudio meticuloso, procurándose valorizarlas verdaderas sensaciones de esas experiencias subjetivas, que los pacientes procuran pasarnos, sintiendo inclusive, con frecuencia, la incredulidad que la mayoría de los médicos manifiesta al oírlos.
Los relatos de esas crisis, a primera vista, parecen inconscientes, inverosímiles, superficiales, mezclándose  con los síntomas de la propia ansiedad con la que los pacientes conviven cuando son victimas de ese tipo de crisis convulsivas. No hay  una afectación de la conciencia más si de la percepción de funciones complejas como la de la noción del tiempo, del espacio, de la realidad, del movimiento, de la noción del Yo y hasta del pensamiento.
Esas variadas sensaciones en el nivel de vivencia psíquica del individuo, a mi parecer ofrecen preciosa observación de la frontera entre las experiencias vividas física o espiritualmente por esos pacientes.
Algunos relatos que hicieron esos pacientes me ayudaron a confirmar que el mundo mental de cada uno de nosotros transita en una dimensión espiritual que trasciende a la experiencia física.
Uno de ellos es médico, frecuenta mi consultorio  desde joven, por tener convulsiones provenientes de neurocisticercosis y, me procuró, acompañado de la esposa, con una cierta inquietud, intentando relatar  que, en los últimos dos días, había perdido la capacidad de seguir el paso del tiempo. No era la identificación del tiempo, de las horas o del día y de la noche. el decía ser una pérdida de la “noción del tiempo”. Los acontecimientos se procesaban en su mente  y cuando el se daba cuenta, esos acontecimientos ya habían acabado de ocurrir. Al dirigirse para su consultorio, conduciendo su coche por el camino, hacia las curvas, más siempre con la idea de que eso no le tomaba tiempo, porque ocurría en su mente, literalmente hablando, antes de acontecer físicamente. Lo que tenía en mente, del trayecto que recorría, no era una imaginación, era el propio acontecimiento. Decía que no tenía sentido el antes o el después, porque, todo  lo que ocurría en secuencia, el lo vivenciaban ocurriendo simultáneamente. Su esposa lo auxiliaba como auxiliar de anestesia y en la entrevista me contaba que a pesar de permanecer todo el tiempo con esas sensaciones que describía, el procedía normalmente mientras anestesiaba a sus pacientes, apenas decía que toda actitud que tomaba ya le parecía haber ocurrido no como una premonición, más si como un acontecimiento “Ya ocurrido”, si así podemos decir, por el,  y, al terminar la anestesia, para su mente, los hechos le parecían continuar aconteciendo.
La neurología describe, también un estado de crisis psíquica en la que el paciente tiene la sensación constante de estar viviendo un sueño. El llamado de "Dreamy States" por los clásicos.
Tuvimos dos pacientes que nos relataron episodios en los que sentían una alteración en la que ellos llamaban de “realidad”. Una joven señora refería que esas sensaciones la perturbaban hacia años, principalmente  por la noche  y si estaba cerca de muchas personas. Esto la dejaba insegura. Parecía hacer las cosas por instinto. Insistía en decir que en las crisis tenía la sensación de estar viviendo en una “etapa antes de la realidad”.
Otro paciente con crisis semejantes acrecentaba que también tenía la impresión de “no estar viviendo la realidad” y todo lo que hacía, para el, “no tenia contenido emocional”.
Dos niños y dos adultos jóvenes que ya acompañábamos por antecedentes  de convulsiones, nos relataron episodios de percepción alterada en el movimiento de los objetos y del propio pensamiento.

O de ellos expresiones del tipo. “los movimientos de las cosas y de las personas parecen acelerados”: “cuando extiendo las manos para pegar un objeto, parece que mis gestos son muy rápidos”; las personas atraviesan la calle muy deprisa”; queda muy difícil atravesar la calle con los coches todos corriendo” ;todo alrededor parece estar acelerado”; “las personas parecen hablar muy rápido”. Uno de los chicos decía ser acordado por la crisis. Para uno de ellos, su propio pensamiento, cuando estaba con la crisis, parecía acelerado.
En esas horas el evitaba el dialogo con recelo por demostrar a los otros alguna perturbación. Uno de esos pacientes, con 23 años, es pintor y decía que en las crisis sentía que todo pasaba lentamente, sus propios gestos al trabajar con el pincel le parecía ser hecha en cámara lenta, aunque sus colegas no confirmaban esa lentitud. El sentía así por más de una semana seguida, entrando y saliendo de las crisis sin cualquier motivo aparente.
Una señora que también acompañábamos por tener desmayos, tenía un eletrencéfalo con alteraciones focales en el hemisferio izquierdo y una tomografía cerebral típica de neurocisticercosis. Ella contaba que venía teniendo episodios en los que parecía moverse, se sentía estar muy lejos, “como en otro mundo”, “ocupando otro espacio”. Esos episodios duraban 20 minutos y, a continuación, manteniéndose  siempre muy lucida, ella sentía la cabeza vacía, quedaba pálida y sin aliento. Otros cuadros, más complejos y algunas veces mucho más elaborados, han sido rotulados como alucinatorios y comúnmente relacionados con las dirimías del lóbulo temporal o trastornos del sueño.
Algunos pacientes dicen sentirse fuera del cuerpo, sensación que la neurología llama  de “despersonalización”. Para otros los objetos que ven  o los sonidos que oyen, están aumentados, disminuidos o distorsionados. Algunas veces hay una concentración de escenas y episodios memorizados y el paciente, en un relance, recapitula toda su existencia. Se da el nombre de “visión panorámica” de la vida.
Tuvimos, entre muchos otros, el caso de una chavala de nueve años  que nos consultaba debido a manifestaciones comunes de epilepsia.
Ella nos relato que en algunas ocasiones, estando absolutamente despierta, se siente saliendo de su cuerpo  en completa lucidez. En una de esas ultimas crisis estaba sentada en el sofá, viendo la televisión cuando, súbitamente, se ve, al lado del cuerpo físico. Pregunte sobre sus miedos en la actualidad y cuál era su actitud al verse en esa duplicidad.
Ella nos respondió con mucha simplicidad que, asustada, procuró dirigirse para cerca de la televisión para ver si su cuerpo allí sentado la acompañaba.
Los cuadros que describimos no sorprenderían a cualquier Neurologista habituado a atender casos de epilepsia. Seguramente serán atribuidos a la presencia de disturbios  de actividad neuronal, especialmente del lobo temporal y la mayoría de ellos va a verse libre de esas crisis con la medicación disponible para actuar específicamente en las diritmías de esa región.
Es curioso, entre tanto, que, esas descripciones, los relatos de cómo esos pacientes vivencian o “descodifican” la noción del sentido del tiempo, de la aprensión de la realidad, de la relación espacio-tiempo en el desplazamiento de los objetos, de la síntesis y proyección del pensamiento, nos permite  des pretensiosamente conjeturar una serie de semejanzas con ciertas descripciones no académicas en la literatura espiritualista.
 Los textos especializados en descripciones sobre técnicas de meditación, por ejemplo, revelan que los “grandes maestros” y “místicos” que atienden  los grados más profundos de interiorización de la conciencia, hacen interesantes descripciones en relación al sentido del tiempo, al espacio ocupado  por la materia, la velocidad de las  partículas de materia/energía que sintonizan, así como, el torbellino del flujo del pensamiento, descripciones estas, que a mi forma de ver, tienen correspondencia muy provocativa con las de los epilépticos que aquí registramos.
Para nosotros, los espiritas, los conceptos del tiempo en el mundo espiritual, de espacio en la dimensión extra-física, de proyecciones del pensamiento, des desplazamiento del cuerpo espiritual pueden ser fácilmente reconocidos en esa serie de historias que registramos. Las lesiones objetivas  que la masa cerebral evidencia en esos cuadros son, para mí, nada más que puertas de intercesiones entre las dos dimensiones, la expresión física de una realidad que el cuerpo nos permite palpar y la percepción espiritual que Vivenciamos sin percibirlo los sentidos .
 Traducido por: M. C. R.
Núbor Orlando Facure

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El secreto de la salud prosperidad y dicha consiste en el estricto cumplimiento del deber.
Orison Sweet Marden

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LOS ESCOLLOS DE LO PARANORMAL
Jacques Peccatte

En los medios espiritualistas de la videncia o de la New Age, existen efectos de moda que se suceden a partir de diferentes conceptos extraídos de antiguas creencias, y que acaban por confundir a todo el mundo. Y entre estas ideas que están en boga, recordemos una que es propagada por videntes, médiums o curanderos, la de una supuesta influencia de los Espíritus y que se resume más o menos así: “Ustedes están perturbados, deprimidos, tienen la piel enferma… Pues bien, son Espíritus parásitos que se pegan a ustedes y les sacan toda su energía”.
Por supuesto, la información habrá sido dada por un vidente o médium patentado que no duda en afirmar a su consultor que está bajo la influencia de varios Espíritus perturbadores, por lo general en número de cuatro, cinco o seis. Eso significaría entonces en lenguaje espírita, que estas personas serían víctimas de la obsesión de muchas entidades, sin que se puedan determinar las razones. Nos sucede que encontramos a estas personas supuestamente víctimas de obsesiones plurales y después del análisis, a menudo comprobamos la existencia de desórdenes psíquicos, perfectamente identificables en cuanto se conoce bien la trayectoria de vida de la persona. Y fuera de verdaderas perturbaciones con efectos físicos (Poltergeist, raps o apariciones fantasmales) con la mayor frecuencia se ven verdaderos problemas psico-afectivos que se traducen en desagradables sensaciones o malestares físicos.
Sin contar con que el entusiasmo por lo paranormal puede inducir a las personas frágiles a imaginar que sufren de persecuciones espirituales, y condicionarse así a una forma inconsciente de autosugestión; lo cual puede conducir a sensaciones o visiones totalmente subjetivas. El papel del espírita “cazador de fantasmas” es entonces separar el desorden psíquico de la manifestación obsesiva, lo que a veces parece complejo en el primer intento. De todas maneras, el desconocimiento del sujeto dentro de la mala interpretación que se hace, conduce a muchos desórdenes psíquicos, donde se esperarían manifestaciones más objetivas.
No obstante, en algunos casos estas últimas existen, allí donde muy a menudo hay efectos físicos externos a la persona y que igualmente son comprobados por el entorno. Puede tratarse entonces de manifestaciones provocadas por el espíritu de un antiguo arrendatario o propietario, que no comprende o no soporta, la presencia de nuevos habitantes en los lugares a los cuales se ha quedado apegado y que sigue frecuentando. Ocurre igualmente, que los fenómenos se desencadenan después de una tentativa de comunicación con el más allá, que ha atraído a un espíritu perturbador. Y si a veces hay obsesión de una influencia que subyuga a la persona involucrada, eso se manifiesta por desórdenes de la personalidad y el comportamiento.
Cuando se trata de picor, hormigueo en todo el cuerpo, zumbidos y silbidos en los oídos o sentir como una presión sobre un lugar del cuerpo, una opresión, etc., es preciso ser más cauteloso en la medida en que por estos no son propiamente los signos distintivos de una obsesión. La mayoría de los testimonios toma en cuenta todos estos tipos de sensaciones que, en general, no son acompañados por desórdenes de la personalidad. Entonces el único inconveniente es el temor que engendra, luego de un condicionamiento auto sugestivo que puede provocar diversas sensaciones (subjetivas en cuanto a su origen).


Los malos consejeros
El problema en esta circunstancia, es que los llamados videntes o médiums, solicitados por las personas perturbadas, tienen para cada una el mismo discurso, para una conclusión fácil: “Si están perturbados, es porque son médiums y los Espíritus están pegados a ustedes”. Por supuesto, no se trata de una información recibida sino de una deducción apresurada que se acompaña de algunos consejos como las tradicionales protecciones con agua bendita, sal u otros amuletos. O bien otros consejos más turbadores:
Déjense ir a la escritura automática y pregunten al espíritu lo que quiere”. En cuyo caso, si la persona tiene cierta sensibilidad, se arriesga a abrir la puerta a una presencia importuna que ya estaba allí… o que no estaba. Y cuando se conoce la realidad de los Espíritus en turbación o mal intencionados, ellos son incapaces de la menor coherencia en sus palabras pudiendo arrastrar al intermediario humano a falsas interpretaciones.
Además, no es tratando de comunicarse con un espíritu que se consigue su liberación, y no se hace sino atraerlo más sin saber qué hacer con él. Es obvio lo que ciertos videntes y médiums ignoran, incitando a los que consultan a lanzarse en la boca del lobo sin darles la solución, pero agravando el problema.
He aquí la situación para una persona sensible que realmente haya vivido los fenómenos o sufrido una obsesión. Y luego, hay los casos de personas cuyas perturbaciones son únicamente psicológicas, a quienes se les dice que tienen varios Espíritus pegados a ellas. Y este error de diagnóstico agrava aún más la situación, pues el miedo a los Espíritus conllevará una amplificación de los desórdenes psíquicos.
Detengámonos un instante en esta palabra “pegado” que se ha convertido en común. ¿Habría que imaginar entonces que los Espíritus, varios, estarían prendidos de alguna manera a una persona como sanguijuelas o vampiros que se nutren con la energía vital de su víctima? Con lo que se ha sugerido, uno se aproxima, con una imagen chocante que tiene con qué desestabilizar las personas frágiles, pues al oír la palabra “pegado”, la gente genera naturalmente una terrible angustia, igual que lo haría el anuncio de una enfermedad irremediable.
Sería pues deseable que los profesionales de la videncia asumieran sus responsabilidades a partir de un verdadero conocimiento de los principios espíritas. Y puesto que han aceptado un papel, que éste sea por lo menos el de tranquilizar antes que asustar, que sea una ayuda que ofrecer a las personas desamparadas y no decirles que son médiums perturbados por entidades, sino dando muestras de un espíritu de análisis, y luego hacerse cargo si realmente hay un problema.

Los escollos del elitismo

Dentro de la complejidad de estos asuntos, también se ha visto surgir otro tipo de problema. Personas atraídas por lo paranormal, o a quienes se les hecho creer en una sensibilidad mediúmnica, muy a menudo desean que las cosas no se detengan allí y que una perturbación pasajera pueda abrir otras posibilidades de contactos más tranquilos con los Espíritus. Y allí, nuestros consejos espíritas de prudencia son muy mal aceptados. Nuestro principio de precaución consiste en indicarles no intentar el contacto, o suspenderlo si ya se ha entablado. Se observa entonces una rebelión por parte de las personas que, persuadidas de su mediúmnidad, ante todo no quieren abandonarla, deseando sólo que se venga en su ayuda para quitarles los Espíritus que las perturban. Estas mediumnidades, reales o supuestas, son como regalos del cielo que habría que preservar a toda costa. Se ve entonces a personas “pegadas” (no ya en el sentido anterior) sino aferradas a lo que les daría una función particular, singularizándolas respecto a las demás. “Tener un don”, eso se convierte entonces en sentirse portador de una misión especial, eso se convierte en parte integrante de una nueva personalidad que se le da, es una aptitud que no puede ser abandonada. Y entonces, cuando aconsejamos detener todo, tenemos la impresión de que se despoja a la gente de lo que le es más precioso. Se entra allí en una fase psicológica que se explica muy simplemente: singularizarse por una facultad, es darse una personalidad diferente, es alcanzar lo que parecía transforma en complejo de superioridad, lo que más sencillamente se llama el orgullo del que finalmente puede decirse:
Pero existir como médium, es muy diferente, es la aceptación de lo bueno y de lo menos bueno, y es también una pesada carga que debe ser acompañada por otros y controlada en el seno de un grupo espírita. Ahora bien, los candidatos a médiums, a quienes algunos han hecho creer que tienen grandes posibilidades, mayormente no quieren ser objeto de análisis ni control dentro de un grupo, sino que quieren bastarse a sí mismos con la certeza de que, por sus propias sensaciones e intuiciones, la verdad se liberará por sí misma. Estamos frente a una desviación que, desde luego, no data de ayer sino que, a través de varios médiums o pseudo-médiums, ha dado lugar a toda una literatura en la que un espírita ya no puede reconocerse.
En todo eso se han olvidado los principios básicos que fueron definidos por el fundador del espiritismo. Allan Kardec insistía en el conocimiento de la filosofía espírita antes de todo otro paso. Ponía el acento sobre la formación de los espíritas, significando con ello que se necesitaban espíritas instruidos, conscientes, reflexivos y comprometidos con una causa a ser defendida. Y si había mediúmnidad que desarrollar, era necesario de antemano que las personas involucradas fueran ya verdaderos espíritas. Y es allí donde duele, cuando nuestros contemporáneos desinformados se imaginan que primero hay que convertirse en médium para asegurar mejor su avance espiritual. He aquí todavía un concepto que desnaturaliza completamente el sentido de una verdadera espiritualidad. ¿Habría pues que ser médium para sentirse evolucionar? Por consiguiente, ¿habría entonces que suponer que si no se es médium, la evolución se nos escapa? Tenemos que descartar esta idea turbadora que revela insidiosamente una forma de elitismo espiritual a partir de facultades. Los principios espíritas son los mismos para todo el mundo, médium o no médium; son humildad, donde sí, compartir, sin que se tenga que venerar a un médium que desempeñaría el papel de guía de pensamiento. Las mediumnidades, en su diversidad, son particularidades inherentes a las sensibilidades humanas. Pueden corresponder a misiones elegidas antes de la encarnación pero, de todas maneras, deben inscribirse dentro de un marco colectivo adecuado, a saber, el marco espírita, no conocemos otro.
Por supuesto podemos excusar a las personas que, ingenuamente, imaginan que la mediúmnidad les haría hacer un gran bien en la evolución, en la medida en que eso se dice y se escribe en todas partes en palabras espiritualistas influenciadas por diferentes modelos: son las altas espiritualidades de la canalización, son las creencias en una evolución rápida y artificial para llegar más pronto a las puertas del Nirvana. No, la evolución no será el fruto de un método personal para llegar más rápido a la serenidad. Muy por el contrario (y, además, no se trata de serenidad) la ley de la evolución universal enseñada por el más allá, es el camino áspero y difícil de la lucha en la humanidad y por la humanidad. Es volver a poner los pies bien sobre la Tierra, aunque se mantenga la cabeza en las estrellas, a fin de participar en el avance de una idea esencial.
Hay allí un principio espírita de fondo que no tiene que ser pervertido por la influencia de espiritualidades elitistas y personales. Y para volver a los médiums, pero “los verdaderos”, evidentemente su función forma parte de su evolución, de su camino elegido en esta vida para esa función. Lo que no significa que eso sea la calle real para alcanzar el absoluto divino más pronto que los demás. No hay calle real para nadie, sino la de un progreso lento y difícil para todo el mundo, que se realiza de vida en vida. Realizarse en esta vida haciendo lo que se debe, es una etapa importante para el progreso de cada uno, pero esa no es la realización total y trascendente de la pureza del espíritu.

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Si cada cual cumpliera con sus deberes, este mundo no seria un valle de lagrimas, seria el verdadero paraíso terrenal.
Rodríguez Rubi

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AMOR, CELOS Y PASIÓN
ALGUNAS CONSIDERACIONES CRISTIANAS

¿Por qué  los hombres y las mujeres son capaces de transformar el Amor, el más sublime  de los sentimientos, en combustible de un crimen? ¿Será creíble que una persona pueda matar por Amor? ¿Será  el crimen pasional un tipo de reacción violenta  al fin del “Amor”? Cualquier persona que se apasione puede tener una reacción pasional, pues la pasión es un sentimiento intrínseco del ser humano. Con todo, eso puede ser perfectamente  controlado. En una violencia pasional, se pierde la razón y, por vía de consecuencia, el control de si mismo. Indudablemente, la pasión nos torna agresivos peligrosos. Es la erupción del lado primitivo del ser, y muchos son pasibles a eso cuando no vigilan los sentimientos. Una cosa, no en tanto, es cierta: la sensación de posesión es la causante de la mayoría de las tragedias pasionales.
Para los espiritas, el crimen pasional puede ser definido como un proceso de obsesión o posesión anímica, esto es, el criminal es subyugado por una entidad desencarnada o por su personalidad arcaica, en razón de la falencia de su personalidad actual en cipoal y delirio de las sensaciones inferiores. Los crímenes de “Amor” nada tienen  que ver con el Amor. A titulo de rigor, son consecuencias de desarreglos  sensoriales, con la perdida de equilibrio emocional y perturbaciones espirituales. Las obsesiones están relacionadas  a la ansiedad creada en respuesta a una situación muy estresante, oprimida  y dolorosa. La frustración Amorosa y el consecuente sentimiento de pérdida, de auto desvalorizació n, crean perturbaciones obsesivas y un trastorno de Amor obsesivo vinculados a un celo patológico. La necesidad obsesiva crea  mecanismos y estrategias para seducir al otro, originando en una atracción fatal que busca la posesión de forma a incluir al otro en su propia vida, intentando el máximo de control, pues la falta de este irá a provocar intenso dolor. Pueden ocurrir manifestaciones de celos patológicos donde las conexiones  entre fantasías y realidades se pierden, facilitando episodios psicóticos en la que la acción se torna real. La persona propensa a un Amor obsesivo tiene dificultades de relacionamiento saludable, ligándose a comportamientos complicados, repletos  de peleas, desconfianzas y celos, muchas veces con  finales tensos y violentos. El trastorno obsesivo compulsivo es un disturbio debilitante y destructivo. No en tanto, el puede ser minimizado con la terapia medicamentosa y psicoterapia cognitiva comportamental y por los recursos espiritas de desobsesión.
El celo (1) voraz es el gran motivo de muchas dolores morales. En verdad, ese sentimiento egoísta está presente en nuestras vidas tanto como el dolor, o sea, casi todo el ser humano siente. Toda vez que un dolor nos afecta el ser es porque hay algo errado en nosotros,  y lo mismo acontece con el celo: alguna cosa está errada en nosotros mismos, en el otro o en la relación. La expresión “el pecado del Amor” es tan absurda como  ilógico: “matar por Amor”
Cuando no somos capaces de discernir juicios opuestos  y continuemos hasta confundirlos, no estaremos en condiciones de reformular nuestra concepción del legitimo sentido del Amor.
¡Asómbrense! Hay quien defiende que “matar por Amor no es crimen”. Creen algunos que el principio del ser humano es el sentimiento, y cuando esa emoción es traída, abultada, el practica, entonces, esos actos llamados criminales. Y en esa confusa tesis, se afirma el “Amor es la mayor debilidad del ser humano”, se argumenta que tanto el honesto, el trabajador, el culto, no importa, todos son posibles de un único crimen: de “Amor”. No comulgamos en esa cartilla, obviamente, pues que nadie mata por Amor, más si por odio. Estudios apuntan que el criminal pasional no tiene raza, faja etérea o clase social, más en la inmensa mayoría de los casos tiene sexo: el masculino. Se dice que la impulsividad del hombre, al matar, una vez que en el sistema patriarcal, hace cinco mil años, y durante mucho tiempo, el marido tenía derecho a pegar a la mujer, a  punirla, a matarla  y eso era muy común.
Una criatura que ama no agrede y ni hiere al ser amado, que es para ella objeto de veneración. El celo no procede del Amor, más si del apego animal al plano sensorial. El animal es el que ataca e hiere por celos, nunca el hombre, pues, en el, el Amor se manifiesta  con ternura, adoración  y conciencia del valor del ser amado. Las criaturas de sensibilidad humana no se dejan arrastrar por las pasiones, que pertenecen al plano de los instintos.
Luiz de Camoes decía que el “Amor es un fuego que arde sin verse” (2) Según Aurelio Buarque “el Amor puede ser un sentimiento que predispones a alguien a desear el bien de otro, o de alguna cosa. Puede ser un sentimiento tierno o ardiente de una persona por otra, y que engloba también atracción física, o aun inclinación o apego profundo a algún valor  o alguna cosa que proporciones placer; entusiasmo, pasión”. Podemos considerar el Amor como una forma de energía cósmica aun no investigada y conocida por las Ciencias. ¿Sin embargo, y el Amor al prójimo? Bien, ese es un sentimiento de dedicación absoluta de un ser a otro ser o a una cosa; devoción extrema. Todo lo que podamos idealizar sobre el Amor puede consustanciarse como parcela de este sentimiento, más el es mucho mayor y más atrayente, hasta porque, el bienquerer, toda la bondad, la tolerancia, la alegría, la proximidad, solo podrán ser un fragmento del Amor cuando no tuvieran lazos en el apego, en la imperiosa necesidad de permuta, en el egoísmo que exige siempre condiciones y reglas.
Preocupados con el Amor humano, psicólogos y filósofos hasta hoy se interesan, casi que exclusivamente, por esa forma lirica y dramática del Amor entre dos criaturas. La Psicoanálisis, en los principios de la teoría freudiana, colocó el problema del Amor en la dimensión de lo patológico. En verdad, Freud hubo de entrar en el estudio  y en la investigación del Amor por el Movimiento clandestino de la psicopatologí a. El aspecto patológico es el más dramático del Amor y el que más toca al interés humano. “El Amor es la fuerza más abstracta y, también, la más poderosa que el mundo posee.” (Mahatma Gandhi).
Cara a los conceptos espiritas, aprendemos que, en los albores de su evolución, predominan en el hombre las cargas instintivas. En la medida en que avanza en la escala de la evolución, surgen las sensaciones. Con el pasar de los milenios, irrumpen los sentimientos –punto fundamental para desarrollar el Amor. Expuesto esto, analicemos  los sentimientos que advienen de las tendencias electivas y de las afinidades familiares. En la primera condición, están las expresiones complejas del deseo, del sensualismo; en otra situación, se sedimentan la fraternidad y éxtasis conyuga, en una simbiosis mágica, químico-electro- magnética, en la entraña del ser.
En la cuestión 938-a, de “El Libro de los Espíritus”, aprendemos lo siguiente: “La Naturaleza dio al hombre  la necesidad de amar y de ser amado. Uno de los mayores gozos que le son concedidos en la Tierra es el de encontrar corazones que simpatizan con el suyo”. (3) El Amor debe ser el objetivo excelso en el derrotero  humano para la conquista de la paz en su expresión apoteótica. Aunque, diversas veces, nuestro sentimiento es meramente desear, y tan solamente con el “desear”, desfiguramos, instintivamente, los más promisores proyectos de vida.
En los días de hoy, se habla y se escribe mucho sobre sexo y poco sobre el Amor. Ciertamente, porque ese sentimiento no se deja descifrar, repeliendo toda tentativa de definición. Por eso, la poesía, campo mítico por excelencia, encuentra, en la metáfora, la traducción mejor de la  pasión, como si esta fuese el Amor. El desenvolvimiento de los centros urbanos creó  el “síndrome de la multitud solitaria”. Las personas están lado a lado, más su relaciones son de contigüidad.
La pasión es exclusivista, egoísta, dominadora, es predominante deseo. Para algunos pensadores, ese sentimiento es la tentativa por capturar  la conciencia del otro, desenvolviendo una forma posesiva, donde surge el celo y el deseo de dominio integral de la persona “amada”. El legitimo Amor es el convite para salir de si mismo. Si la persona fuera muy centrada en si misma, no será capaz de oir el apelo del otro. Eso supone la preocupación de que la otra persona crezca y se desenvuelva como ella es,  y no como queramos que ella sea. El Amor representa la libertad, y no  el psicótico sentimiento de posesión. Es la ley de atracción y de todas las armonías conocidas, siendo fuerza inagotable que se renueva sin cesar  y enriquece, al mismo tiempo, quien da es quien recibe.
 Jorge Hessen
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viernes, 27 de febrero de 2015

La vida en el Plano Espiritual



                 
                REFLEXIONES DE                               MERCHITA
Queridos amigos hola buenos días, asomada la ventana y mirando la madre Naturaleza   observamos que todo parece ser en ella un milagro, porque todo en ella es admirable y revela ostensiblemente  la sabiduría divina.  Esos milagros están hechos para todos aquellos que tengan ojos para ver y oídos para oír, y no en provecho de algunos individuos. Sabemos que los milagros no existen en el sentido que le da el hombre a esa palabra, porque todo depende de las leyes  eternas de la creación.
Los Espíritus  operan sobre los fluidos espirituales  como los hombres operan sobre los  gases, pero lo hacen con la ayuda del pensamiento y la voluntad. El pensamiento y la voluntad es para los Espíritus  como las manos para el hombre. Con el pensamiento ellos imprimen a los fluidos tal o cual dirección,  los aglomeran, los combinan o los esparcen, forman con ellos objetos, que tienen formas, caracteres, y determinado color, cambian sus propiedades, como el químico cambia  las de los gases u otros cuerpos, combinándolos  según ciertas leyes; es en fin, el gran taller de la vida espiritual.
Los fluidos espirituales  que constituyen uno de los estados del fluido cósmico Universal, son la atmosfera de los seres espirituales; es el elemento  de donde toman  los materiales  sobre que operan, , el centro en el cual tienen lugar  los fenómenos especiales perceptibles  a la vista y el oído del Espíritu, e imperceptible a los sentidos carnales, que solo puede, impresionarse por la materia tangible; es en fin, el vehículo del pensamiento, como el aire es el vehículo de los sonidos.
El pensamiento del espíritu crea fluidicamente los objetos y la vestimenta  de los que se serbia en existencias pasadas para poder hacerse reconocer; además el avaro, andará siempre entre oro, el fumador con su pipa. El militar con sus armas; objetos fluídico que so como lo eran en estado material cuando estaba vivo; pero por esta misma razón que son creados por el pensamiento, su existencia es tan fugaz como el pensamiento mismo.
Los encarnados  sufren la acción  de los Espíritus  a través de  los fluidos espirituales, ya que estos fluidos son el vehículo del pensamiento, y están impregnados de las cualidades buenas o malas   de los pensamientos que los ponen en acción, modificados por la pureza o impureza de los sentimientos.  Los malos pensamientos corrompen  los fluidos espirituales como los miasmas deletéreos  corrompen el aire que respiramos. Los fluidos que proyectan los malos espíritus, están, viciados, en cambio los de los buenos Espíritus , son tan puros como lo permite su grado de perfección moral.
El hombre encarnado tiene  en parte, atribuciones de la vida espiritual, puesto que viven de esta vida  tanto como de la corporal, sobre todo durante el sueño,  y no pocas veces en estado de vigilia. Al encarnar, el Espíritu conserva su periespiritu con las cualidades que le son propias, ejerciendo un papel importantísimo  en el organismo; por su expansión, pone al Espíritu encarnado en relación más directa con los Espíritus libres.
El pensamiento del Espíritu encarnado obra sobre los fluidos  espirituales  como el de los desencarnados, se transmite de espíritu a  espíritu por la misma vía, y según es bueno o malo, sanea o vicia los fluidos ambientes.
El periespiritu de los encarnados   siendo de idéntica naturaleza  que los fluidos espirituales,  se los asimila fácilmente,  como una esponja se empapa de un liquido; esos fluidos tienen sobre el periespiritu una acción tan  directa,  que por su extensión y radiación llega a confundirse  con ellos.  Estos fluidos reaccionan sobre el periespiritu, hace que influya sobre el organismo material  con el cual se haya  en contacto molecular.  Si los efluvios son de buena  calidad,  el cuerpo experimenta  una impresión saludable, y si son malos,  esta impresión es desagradable e incluso penosa; si los  fluidos malos  son permanentes y enérgicos,  pueden determinar desordenes  físicos.  Enfermedades que no reconocen otro origen.
Los centros en los cuales abundan los malos Espíritus  están impregnados naturalmente de malos fluidos, que se absorben  por los poros  del cuerpo  como los miasmas  pestilentes.
Lo mismo sucede en las reuniones de los encarnados. Una asamblea  es un foco de donde irradian diversos pensamientos. El pensamiento obra sobre los fluidos como los sonidos en el aire. Podemos decir con toda verdad  que en los fluidos hay ondulaciones  e irradiaciones  de pensamientos que se cruzan  sin confundirse,  como hay en el aire  ondas y rayos sonoros.
Una asamblea es como una orquesta o un coro de pensamientos,  en donde cada integrante emite una nota. De esto resulta una multitud de corrientes  de efluvios fluídico de la cual cada uno recibe  la impresión por el sentido del oído.  Si  el conjunto es armónico, la impresión es agradable, y si es discordante,  penosa.  Aun sin expresión de palabras,  la irradiación  fluídico existe y  si se mezclan  malos pensamientos, producen el efecto de una corriente de aire frio en una habitación templada.  

El pensamiento produce, una especie de efecto físico, que reacciona sobre lo moral; cosa que solo el Espiritismo puede hacer comprender ; el hombre lo siente instintivamente; puesto que busca las reuniones  homogéneas  y simpáticas donde sabe que puede adquirir  nuevas fuerzas morales, el pensamiento  constituye  una verdadera emisión que ocasiona  una pérdida real de fluidos espirituales, y por consecuencia, de fluidos materiales;   de modo que el hombre tiene necesidad  de confortarse  con los efluvios que recibe del exterior.
Cuando decimos que un médico cura a sus enfermos con buenas palabras,  se expresa una verdad absoluta, porque el pensamiento  benévolo  lleva consigo fluidos reparadores que obran sobre  lo físico tanto  como sobre lo moral.
Los fluidos se unen en virtud de su semejanza y naturaleza; los que no son iguales se repelen;  hay incompatibilidad  entre los buenos y los malos fluidos, como entre el aceite y el agua.
Las moscas suelen acudir  a los focos de corrupción, si se hacen desaparecer los focos ellas desaparecen. Del mismo modo  los malos Espíritus acuden donde el mal existe; si el mal desaparece ellos se alejan. Los Espíritus realmente buenos, encarnados o no, nada tienen  que temer  de la influencia de los malos Espíritus.
Hagamos el bien, seamos cada día mejores personas, y las malos fluidos y los malos espíritus nada tendrán que hacer con nosotros, solo seguir nuestro ejemplo cambiando para mejor.
Os deseo un lindo  fin de semana con mucho amor y cariño que el señor nos bendiga a todos.
Merchita
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    LA CIENCIA SIGUE INDAGANDO LA 
        EXISTENCIA DEL ALMA

Foto demuestra que los seres humanos tienen un alma inmortal

Foto demuestra que los seres humanos tienen un alma inmortal
Los teólogos, filósofos, metafísicos, agnósticos y ateos: todos han debatido sobre el alma, su composición y propiedades, e incluso si realmente existe. Ahora los científicos afirman que no sólo tienen prueba que los seres humanos tienen un alma inmortal, sino que ya lo pesaron y fotografiaron dejando el cuerpo en el momento de la muerte.

El alma existe, afirman los científicos
Arthur Schopenhauer, un filósofo del 19 siglo, observó que el universo no es un lugar racional. Esa visión fue posteriormente confirmada por la famosa “teoría del caos” ahora aceptada por la mayoría de los físicos de hoy en día.
El universo es misterioso, contradictorio, místico, etéreo y a menudo muy, muy espantoso. Muchos humanos elegirian no vivir aquí si hubiera otro lugar para ir. Las religiones dicen que hay otros lugares, pero sólo puede ser alcanzados a través de la muerte.
El debate que se extendió durante miles de años es: ¿dónde está la prueba?
Ahora algunos científicos afirman que tienen la prueba.
La famosa máxima afirmación de Schopenhauer dice que “Toda verdad atraviesa tres fases: primero, es ridiculizada; segundo, recibe violenta oposición; tercero, es aceptada como algo evidente”.
Mientras la humanidad es empujada cada vez más cabeza abajo hacia el segundo milenio, la verdad de la vida después de la muerte (o la vida después de la vida) está captando mayor atención.
La tecnología ha alcanzado una etapa en la que permite echar una ojeada en dimensiones alternas, realidades, y universos… tentadores vistazos en lo que algunos llaman el cielo.

Los científicos afirman que el alma humana pesa 1/3.000ª de onza
Un increíble experimento realizado por investigadores en Dresden, Alemania determinó que el alma humana existe y pesa exactamente 1/3000ª de una onza. El estudio fue publicado en la revista científica alemana, Horizonte.
El coautor Dr. Becker Mertens escribió en un documento que acompaña el estudio diciendo que “la conclusión ineludible es que ahora hemos confirmado la existencia del alma humana y determinado su peso.
“El desafío que tenemos ante nosotros ahora es averiguar exactamente de que se compone el alma”, explicó. “Nos sentimos inclinados a creer que es una forma de energía”.
Foto demuestra que los seres humanos tienen un alma inmortal
Alma egipcia pesada como es mostrada en una pared de una tumba. Los pueblos antiguos tenían pleno conocimiento de la existencia del alma.

Aunque algunos científicos criticaron inmediatamente los resultados del estudio, el físico Dr. Elke Fisher que formó parte del equipo de investigación respondió señalando que los científicos fueron cuidadosos para tener en cuenta todas las diferencias de peso entre el aire que sale de los pulmones.
“Se nos ocurrió que la pérdida de peso podría ser el resultado de un deterioro físico instantáneo,” dijo Fisher. “Pero después de un exhaustivo estudio estuvimos de acuerdo que no era el caso. La única explicación posible es que estábamos midiendo la pérdida del alma humana o algún tipo de fuerza vital”.
Después de considerar todas las variables, su escala (precisión de 1/100.000 de una onza) claramente midio una diferencia anómala de 1/3000.

Los experimentos de Watters con las almas
Ya en la década de 1940, los investigadores buscaban pruebas del alma. El Dr. R.A. Watters, en ese momento el director de la Fundación William Bernard Johnston para la Investigación Psicologica en Reno, Nevada – EE.UU. desarrolló una increíble hipótesis atómica del alma. Propuso que las almas (ya sea humano o animal) existen en un estado dentro del “espacio intra-atómico entre los átomos de las células humanas”.
Para probar su idea, Watters adquirido una cámara de niebla de expansión Wilson.
Para aquellos no familiarizados con una cámara de niebla, es un aparato científico utilizado sobre todo por los físicos para observar y seguir el paso de partículas tanto atómicas y subatómicas. Usando este dispositivo, Watters creia que, permitiría la observación y el seguimiento de un alma saliendo de un ser viviente precisamente en el momento de su muerte.
Foto demuestra que los seres humanos tienen un alma inmortal
Cámara de niebla de Wilson, 1911. El diámetro de la cámara es de 16,5 cm, profundidad 3cm
Watters eligio un insecto como el tema de su experimento. Puso un saltamontes en el compartimiento de la nube y lo eutanasio con una sobredosis de éter. Una cámara fue estratégicamente colocada para tomar una foto en el momento que la fuerza vital deja a la criatura. El obturador de la cámara se disponía a disparar cuando se detectó una expansión del vapor de agua dentro de la cámara. Pruebas anteriores revelaron que en el momento de la muerte, el vapor de agua en la cámara se elevaría perceptiblemente.
La foto reveló un extraño e inexplicable “fenómeno de sombra” que coincidió con la forma de la criatura.
Watters continuo con más experimentos para ver si el mismo fenómeno aparecia con los animales en el momento de la muerte. Dirigió más de 40 experimentos con ratones y ranas en vez de saltamontes.
Los resultados fueron concluyentes. Cada foto mostraba claramente la sombra. Cada sombra siguió la forma del animal que murió.
Señaló que todos los experimentos que concluyeron con la muerte permanente de una criatura la sombra perduraría tanto como ocho horas. Si el animal sólo perdia el conocimiento, no obstante, y más tarde fuera resucitado, no aparecería ningún fenómeno de sombra.

Foto captura el momento preciso de la muerte mientras el alma se marcha
Foto demuestra que los seres humanos tienen un alma inmortal
La imagen tomada a través del método de visualización de descarga de gas (Gas Discharge Visualization), una técnica avanzada de fotografía de Kirlian, muestra en azul la fuerza vital de la persona gradualmente dejando el cuerpo.
Según Korotkov, el ombligo y la cabeza son las partes que primero pierden su fuerza vital (lo que sería el alma) y la entrepierna y el corazón las últimas zonas donde permanece el espíritu antes de navegar por la fantasmagoria del infinito.
Foto demuestra que los seres humanos tienen un alma inmortal
El momento del desdobamiento astral en el que el espíritu deja el cuerpo ha sido capturado por un científico ruso, quien fotografió con una cámara bioelectrográfica a una persona en el instante de su muerte.

En función a otros casos Korotkov ha notado que “el alma” de las personas que mueren de una forma violenta e inesperada suele manifestar un estado de confusión en su configuración energética y regresan al cuerpo en los días subsiguientes a la muerte. Esto podría ser debido a un remanente de energía no utilizada.
La técnica desarrollada por Korotkov, quien es director del Instituto de Investigación de Cultura Física de San Petersburgo, es avalada como una tecnología médica por el Ministerio de Salud de Rusia y es utilizada por más de 300 médicos en el mundo para monitorera el estrés y el progreso de pacientes tratados para ciertas enfermedades como el cáncer. Korotkov dice que su técnica de visualización energética podría servir para observar todo tipo de imbalances biofísicos y realizar un diagnóstico en tiempo real y también para mostrar si una persona en realidad tiene poderes psíquicos o es un fraude.
Foto demuestra que los seres humanos tienen un alma inmortal
Cámara ‘GDV’ del Dr. Korotkov
Esta técnica, que mide en tiempo real y de forma amplificada la radiación estimulada por el campo electromagnético, es una versión más avanzada de la tecnología ideada por Semyon Kirlian para medir el aura.
Las observaciones de Korotkov confirmarían, según lo propuesto por Kirilian, que “la luminosidad estimulada electro-fotónica alrededor de las puntas de los dedos del ser humano contiene información coherente y comprensiva del estado de una persona, tanto físico como psicológico”.
En esta entrevista en video Korotkov habla del efecto en el campo bioenergético que tienen los alimentos, el agua y hasta los productos cosméticos. Y hace hincapie en beber agua de mananatiales y comida orgánica, particularmente notando que el aura de las personas en Estados Unidos resiente los efectos negativos de tecnologización de los nutrientes tan distribuída en esa sociedad.
Korotkov también habla de sus mediciones en lugares supuestamente cargados de energía y de la influencia que tienen las personas en los campos bioenergéticos de otras personas. Comprobando el experimento de Rupert Sheldrake de la sensación de ser observado: puesto que el campo bioenergético de una persona se modifica cuando otra persona le dirige su atención, aunque ésta esté de espaldas y no la perciba conscientemente. Asimismo los campos de un lugar se ven alterados cuando existe una concentración de turistas.
También advierte sobre el uso de celulares y la radiación negativa que estos tienen siendo muchas veces cancerígenos, algo que diversos estudios parecen confirmar.

En conclusión
La realidad del alma está entre las cuestiones más importantes de la vida. Mientras que las culturas antiguas creían en su existencia (al igual que las religiones contemporáneas), tradicionalmente la ciencia ha desestimado el alma como un objeto de la creencia humana, o lo reducen a un concepto psicológico que da forma a nuestro conocimiento del mundo natural observable.
Por otro lado están los que sostienen que nuestras almas son más que la interacción de neuronas en el cerebro. De hecho, están construidos a partir de la trama misma del universo – y puede haber existido desde el principio de los tiempos, concluyendo que la esencia de una persona (el alma) persiste incluso después de la muerte.

Nueva Mente
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LA VIDA EN EL PLANO ESPIRITUAL
(Kédima Furquim)


Desde mi más tierna infancia veía marcharse a mi madre todos los miércoles y sábados mientras me quedaba preguntándome a dónde se dirigía, hasta que una noche, mientras cenaba con ella, me explicó dónde iba. Me quedé alucinado y me parecía tan interesante todo lo que me contaba que no paraba de hacerle preguntas. ¡Imagínense! ¡Había vida después de la vida! Así que a los cinco años comencé a frecuentar el mismo centro espírita donde iba mi madre, donde tenían una clase llena de niños de edades similares a la mía. Me acuerdo perfectamente de mi educadora, una persona muy alegre y llena de amor por todo lo que nos enseñaba.


Vivíamos solos mi madre y yo, pues mi padre murió cuando yo crecía en la barriguita de mi madre. No llegué a conocerle en persona, aunque sé muy bien quien fue porque mi madre siempre me contaba los momentos graciosos que habían disfrutado juntos. Murió muy joven de accidente de coche debido a un conductor borracho que vino a su encuentro, le propinó un duro golpe del que no se pudo recuperar y acabó falleciendo. Mi madre nunca sintió rabia de Dios y siempre me decía que Dios es una “persona” muy especial de quien nunca deberíamos sentir rabia, pues todo lo que ocurre es para nuestro bien aunque muchas veces no lo entendamos.

Llevaba ya muchos años asistiendo a las clases de educación espírita de las que aprendí muchas cosas, pero empecé a sentirme muy cansado para ir al centro y tenía mucho sueño. Mi madre me llevó al médico y después de ese día mi vida cambió por completo. Tenía 14 años y me acuerdo como si fuera hoy cuando vino el médico a casa y concluyó que tenía cáncer. ¡Qué nervios! ¡De la impresión pensé que desencarnaría allí mismo! ¿Qué iba a hacer ahora tan joven pero enfermo? Entonces ¡todo lo que había aprendido ya no tenía sentido!, pero mi madre me tomó de las manos y me dijo: hijo mío, confía.
Comenzamos con el tratamiento que era muy difícil, pero intentaba no desanimarme; mi madre siempre se encontraba a mi lado, incluso dejó el trabajo para estar conmigo la mayor parte del tiempo. Su último recuerdo es el beso que me dio antes de entrar en la sala de operaciones y de la dulce sonrisa del doctor. Un poco más tarde desperté en un lugar distinto, me sentía confuso, no recordaba el hospital con unas vistas tan lindas, pero no quise ser desconsiderado y esperé la llegada de la enfermera.

-Buenos días señorita, creo que me cambiaron de hospital. La verdad es que éste me gusta mucho ¿puedo hablar con mi madre?

La buena señora me sonrió y me dijo el momento exacto en que podría verla. No sentí miedo pues todo allí parecía tan natural, pero de lo que tenía ganas era de ver a mi madre. Más tarde, por la noche vino un señor de pelo muy blanco pero es que me acordaba muy bien de él y dije: ¿abuelo?, ¿abuelo eres tú?

-Sí cariño, soy tu abuelo. ¡Cómo te he echado de menos! – me quedé helado porque si yo estaba viendo a mi abuelo quien murió años atrás, eso quería decir que…

-¡No puede ser abuelo!, ¿estoy muerto?

-¿Tú crees que estás muerto? ¡Pues yo te veo más vivo que nunca! – Ese momento fue bastante difícil pero el abrazo de mi abuelo y el amor que recibía de él me permitían confiar aún más que todo estaba bien.

-Abuelo, ¿cómo está mamá?

-Está triste pero aceptando la voluntad de Dios.

-¿Puedo ir a verla? ¡Quiero ir a darle un abrazo y decirle que la quiero mucho!

-Claro que sí, pero todavía no.

Pasaron los días y finalmente dejé el hospital. Qué bonito era todo, ahí sentía amor por todos los rincones donde paseaba. Mi abuelo me llevó a un lugar muy especial, una clase de educación espírita en el plano espiritual y me sorprendió saber que iba a poder seguir frecuentando las clases que tanto me gustan. Me vino a buscar un chico joven, llamado Manuel, alto, delgado y muy divertido. Me preguntó si me gustaría visitar mi antiguo centro espírita y ver mi querida clase desde arriba. ¡Qué subidón!, pensé. No quise mostrar que estaba nervioso sino que deseaba que fuese todo muy natural, pues ya había estudiado y sabía de qué iba. Pasado un tiempo vi cómo brillaba desde arriba aquella casa espírita que tanto me gustaba.

Foto: Marcelo Nogare
¡Oh! ¡Mi querida educadora! ¡Mis amigos de tantos años!... ¡Oh! ¡Mi madre!, Mamá, mamá. Me acerqué a ella y la besé y entonces ella supo que yo estaba ahí. ¡Qué emoción! ¡Qué alegría tan grande poder volver a verla, cuánto amor he sentido! Pasado un rato se me acercó Manuel y me dijo que teníamos que volver. No dudé ni un segundo pues sabía que esto, que Dios me hubiera dado la oportunidad de volver a ver a las personas que amaba, fue un regalo maravilloso.

Durante el camino de vuelta le pregunté a Manuel por qué puede ver a mi abuelo pero no a mi padre y me explicó que mi padre no se encontraba en la misma esfera que yo, que mi abuelo está a su lado desde hace años ayudándolo a que perdone a la persona que le quitó la vida. Y pensé que debía ser cierto pues así piensa mi padre.

En el plano espiritual voy a clase cada día, siento y recibo el amor de todas las personas que están en la Tierra y de mi abuelo cuando viene a verme. Haber estudiado cuando estaba encarnado me ayudó mucho durante el proceso de adaptación. En realidad estoy convencido de haber vuelto a mi verdadera casa. Me encantaría que supieran que la vida aquí está llena de amor y aprendizaje y que existe vida después de la vida. Por tanto dad a vuestros hijos todo el amor que podáis y no sintáis rabia de Dios ni por un segundo.

( De la Revista Visión Espírita )

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